Itzhak Rabin pasó a la historia como un
líder y un estadista que trabajó inquebrantablemente por la paz. Víctima de la
intolerancia y el odio, cayó asesinado el 4 de noviembre de 1995, a manos de un
joven ultra-ortodoxo judío. En estos momentos, donde la sangre parece ser la
única moneda de cambio, brindamos un respetuoso homenaje a quien supo crear las
bases para un diálogo entre palestinos e israelíes. Ojalá que su ejemplo, en el
futuro, se materialice en la creación de un escenario de armonía y desarrollo
soberano de los distintos pueblos que integran la región.
Itzhak Rabin, considerado el estratega de la paz, nació el 1� de Marzo de 1922 en Jerusalem, en el
seno de una familia que contribuyó a la fundación del Estado de Israel. Formado
a la luz de una ideología socialista, cursó estudios
en la escuela agrícola Kaduri, aspirando a convertirse en ingeniero
hidráulico. Sin embargo, a la temprana edad de diez y seis años, inició su carrera militar activando en el Palmaj. Comandó
un grupo armado en la guerra de independencia de su país, y fue ascendiendo con
méritos hasta convertirse en jefe de Estado Mayor del Ejército,
conduciendo exitosamente a las Fuerzas de Defensa de
Israel (FDI) en la Guerra de los Seis Días (1967).
Esta victoria y su consecuente adhesión territorial, permitieron a
Israel negociar posteriormente la paz con Egipto a cambio de las extensiones de
tierra ganadas en este enfrentamiento.
Habiéndose retirado de la milicia, asume el cargo de embajador en
Washington, en donde juega un importante papel durante cinco años representando
a Israel, y posteriormente es nombrado Ministro de Trabajo. Luego de la Guerra
de Yom Kipur, en 1974, llega a la jefatura de Gobierno, encabezando al Partido
Laborista. �La visión general del primer mandato de Rabin como Primer Ministro
no parece muy positiva (�) No obstante, sería injusto no recordar,
especialmente desde la perspectiva de la desastrosa política económica de la
derecha que le sucedió, que la suya produjo resultados enormemente beneficiosos
para el país. Tampoco hay que olvidar que el acuerdo de paz con Egipto, no
hubiera sido posible sin los acuerdos de separación de fuerzas militares tan
laboriosamente negociados por el primer gobierno de Rabin, tanto con los
egipcios como con los sirios�, sostiene el ex canciller de Israel, Shlomo Ben
Ami.
Durante seis años (1984-1990) se desempeña
como Ministro de Defensa y propone la retirada de las FDI del Líbano, así como
el establecimiento de una zona de seguridad, que garantizara la paz de los
asentamientos instalados a lo largo de la frontera norte de Israel.
Sin duda, su carrera política se verá consagrada durante su segundo
mandato, al ser reelecto en 1992 como Primer Ministro, concentrando todos sus
esfuerzos en el proceso de paz del Medio Oriente. En este sentido, quedó en el
recuerdo el momento histórico en
que le estrechó la mano a Yasser Arafat, demostrando su espíritu
conciliador para lograr el entendimiento con el líder
de la Organización de Liberación Palestina, procurando sentar las bases
del Acuerdo de Oslo (1993).
En 1994 logra firmar la paz con el Rey Hussein de Jordania, y se propone
mejorar las relaciones con los países miembros de la Unión Europea. En Oslo, el
10 de diciembre de ese mismo año, se une a Shimón Peres y a Yasser Arafat, para
recibir el Premio Nobel de la Paz. Durante esta ceremonia expresó un emotivo
discurso, del cual rescatamos las líneas que siguen:
�Yo fui un hombre joven y ahora sobrellevo la carga de los años. Y de
todas las memorias que he acumulado en mis setenta y dos años de vida, lo que
más he de recordar, hasta mi último día, son los silencios: el terrible
silencio del momento después, y el ominoso silencio del momento antes. Como
hombre militar, como comandante, como Ministro de Defensa, ordené muchas
operaciones militares. Y junto con la alegría de la victoria y el dolor del
duelo, siempre recordaré el instante previo a la toma de tales decisiones: el
silencio de los altos funcionarios o Ministros al levantarse lentamente de sus
asientos; la imagen de sus espaldas retrocediendo; el sonido de la puerta al
cerrarse; y luego el silencio en el que me quedo solo� (�) � Como ex militar,
también recordaré siempre el silencio del momento antes: el silencio de las
manecillas del reloj en su carrera hacia el futuro, cuando el tiempo se está
acabando y en otra hora, en otro minuto, el infiero hará erupción� (�) �Yo fui
un hombre joven y ahora sobrellevo la carga de los años. Y de todas las
memorias que he acumulado en mis setenta y dos años, ahora recuerdo las
esperanzas� (�) �Conmigo aquí hay cinco millones de ciudadanos de Israel
-judíos, árabes, drusos y circasianos- cinco millones de corazones que ansían
la paz, y cinco millones de pares de ojos que nos miran con grandes esperanzas
de paz�.
Al año siguiente, un 4 de noviembre, miles de personas que se
congregaron en la Plaza Malkei de Tel Aviv (hoy Plaza Rabin), para manifestarse
en favor de la paz en el Medio Oriente, fueron testigos del asesinato de Itzhak Rabin. Un estudiante religioso fundamentalista judío
de la Universidad de Bar Ilan, Igal Amir, perpetró el atentado contra el
entonces Primer Ministro terminando con su vida y frustrando sus esfuerzos en
la batalla por la paz.
Este lamentable suceso que conmocionó a la sociedad
israelí y a la humanidad, entorpeció la evolución del proceso de paz, que
tantas vidas ha cobrado en el Medio Oriente. En la actualidad, el diálogo se ha interrumpido a raíz de la ola de violencia iniciada a
partir de los recrudecimientos de la violencia, y la resolución del conflicto
parece estar cada vez más distante.
Itzhak Rabin, militar de cualidades excepcionales, encarnó la figura de un luchador tenaz, y se lo recuerda como un líder
pacifista cuyo mayor legado fue abogar por los derechos de libertad del
pueblo judío en el Estado de Israel, en pos de la convivencia con los
palestinos.